sábado, 19 de marzo de 2011

Casa tomada ¿Con qué soñó Cortázar? (Relación con la alteridad)

Marisú Vallejos, psicoanalista de Rosario, Argentina, me envió un texto sobre Casa Tomada que considero vale la pena compartir.

Casa tomada: ¿Con qué soñó Cortázar? (La relación con la alteridad)
Marisú Vallejos

Psicoanálisis aplicado, psicoanálisis extramuros o en extensión -al decir de Laplanche-, importación de un hecho literario para hacer hablar a la teoría, ejercicio de lectura sobre lo escrito por un escritor, Cortázar, que se cuenta soñante; soñante que despierta, escribe su sueño y lo transforma en cuento: Casa tomada.
El cuento parece que ha tenido variadas interpretaciones: ¿Es una metáfora del exilio, o del advenimiento del peronismo? El, a juzgar por la entrevista*, parece apostar a conservar el enigma, se asume como hombre post psicoanalítico y se reconoce sujeto dividido, portando un inconsciente.
Hay una versión del cuento** que puede considerarse una interpretación particularmente interesante. Es una trasposición espacial del texto, que aprovechando el “miramiento por la figurabilidad” de todo sueño, lo inscribe en un plano de la casa/escenario del sueño y lo va haciendo migrar -al texto-, recluirse, expulsarse del interior, tal como lo hacen los personajes en el cuento.
Metáfora preciosa, podríamos reconocer:
-de la constitución del aparato psíquico y sus clivajes
-del trabajo de la represión y sus fracasos
-del sepultamiento de los objetos originarios y sus goces concomitantes
-de la inscripción del superyo a partir de restos/enclaves de lo exógeno; de su retorno desde un interior constituido por implantaciones internas/externas; del empuje que ejerce – no sin traumatismo- sobre lo incestuoso hacia un destino de olvido (amnesia infantil) y que arroja al yo fuera de sus dominios hegemónicos.
 Superyo que va tomando cuerpo a medida que el tiempo transcurre y, en su vertiente estructurante, se hace ley que regula y abre camino a la exogamia, que divide al sujeto y lo encausa hacia destinos tranferenciantes y sublimatorios ( si reparamos en que los personajes salen de su casa, el soñante despierta, y éste es Cortázar escribiendo el cuento).

Si bien como lector uno no puede dejar de temer y odiar esa presencia siniestra ante la cual el tejido del sueño va cediendo en su lucha hasta que pierde, agradece ese montante de angustia que hizo fracasar el trabajo onírico – el guardián del dormir y la homeostasis- para que los personajes acaben saliendo, Cortázar despierte y nos escriba semejante cuento...

*Entrevista emitida en Canal Encuentro.
**Edición diseñada por Juan Fresán, de 1969.

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